Situado en la parte más meridional de la
cordillera central del Irán, este paisaje cultural abarca una zona
aislada semidesértica en el extremo de un valle. Sus habitantes llevan
una vida seminómada, practicando la agricultura y el pastoreo. Desde la
primavera hasta el otoño residen en asentamientos provisionales
establecidos en las praderas de las zonas montañosas altas, donde hacen
pastar a sus ganados. Luego bajan al valle y se instalan durante los
meses de invierno en viviendas excavadas en terrenos de
toba (kamar), que constituyen un hábitat
excepcional en un medio natural desértico. Este paisaje cultural
atestigua la existencia de un sistema de trashumancia, bastante
extendido al parecer en otros tiempos, en el que el desplazamiento de
los pastores prevalece sobre la migración del ganado.
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