En los monasterios y aldeas de la cuenca del río Longwu, situada en la
provincia de Qinghai, al oeste de China, monjes budistas y artistas
folclóricos de las etnias tibetana y tu mantienen la tradición de las
artes plásticas conocidas por el nombre genérico de regong: pinturas
thangka y frescos murales, patchworks barbola y esculturas. La
influencia de estas expresiones artísticas se extiende a las provincias
vecinas y llega hasta los países de Asia del Sudeste. El thangka, arte
de pintar rollos religiosos en honor de Buda, consiste en aplicar con un
cepillo especial colores naturales a tejidos con motivos trazados al
carboncillo. Para la confección de los patchworks barbola, destinados a
ser utilizados como velos u ornamentos de columnas, se utilizan formas
de plantas y animales recortadas en seda para crear en el tejido un
efecto de relieve suave. Las esculturas regong, ejecutadas en madera,
arcilla, piedra o ladrillo se destinan a la ornamentación de vigas,
paneles murales, mesas para servir el té y armarios de templos y casas
particulares. Las técnicas de fabricación se transmiten de padres a
hijos, o de aprendices a maestros, y se ajustan a las instrucciones de
los antiguos libros de pintura budistas relativas al dibujo de las
líneas y figuras, la armonía de los colores y el diseño de los motivos.
fuente: ICHCAP
fuente: Absolute China Tours
fuente: China Tours from Australia
La ópera tibetana
Es
un arte que engloba canciones folclóricas, danzas, narraciones,
salmodias, acrobacias y ritos religiosos. Este espectáculo comienza con
una ceremonia de invocaciones religiosas
–que comprende una purificación de la escena por parte de cazadores y
una bendición impartida por los ancianos– y finaliza con otra ceremonia
de bendiciones. El núcleo central de la ópera es una obra teatral
declamada por un solo narrador y representada por actores acompañados de
grupos de cantores, bailarines y acróbatas. Los actores llevan máscaras
tradicionales de formas y colores variados que contrastan con la
sencillez del resto de su atuendo. El centro del espacio escénico está
señalado por un árbol plantado en
tierra, envuelto en papel de color y rodeado por agua purificada y
accesorios teatrales. Arraigadas en las enseñanzas del budismo, las
narraciones de la ópera tibetana relatan la victoria del bien y la
condenación del mal.
fuente: www.chinesetimeschool.com
fuente: www.chinesetimeschool.com
La tradición épica del Gesar
Es una epopeya
tibetana y el texto más largo del mundo. Actualmente el texto épico
más antiguo que conserva vitalidad, y que se sigue recitando y
ampliando oralmente todavía hoy. Se desconoce cuándo empezó a componerse. El manuscrito más antiguo que se conserva es del siglo XII d. C.
y se cree que fue escrito por algún monje budista. Desde entonces, los
juglares lo siguen difundiendo oralmente, al tiempo que enriquecen sus
episodios y sus formas de expresión. Durante la década de 1860, un
equipo de monjes del monasterio de Dzogchen dirigidos por el monje tibetano Ju Mipham Gyatso realizó una edición xilografiada. El argumento de El rey Guesar es el siguiente. Hace muchísimos
años, las catástrofes naturales y los desastres provocados por el ser
humano azotaban las vastas extensiones del Tíbet; los demonios y los espectros hacían y deshacían a su antojo; el pueblo vivía sumido en un abismo de sufrimientos. El Boddhisatva de la Misericordia quiso rescatar al pueblo de tantas penalidades y pidió al Buda Salvador Amida que enviara al mundo a Tuiba Gewafa,
hijo del dios, para someter a los demonios. Tuiba Gewafa apareció en el
Tíbet y se presentó ante los cobrizos tibetanos como el rey Guesar, es
decir, como su soberano. Los creadores de la epopeya lo dotaron de una
personalidad inconfundible y de singulares poderes, dando a luz a un
semidiós. Esta figura heroica a medio camino entre los dioses y los
seres humanos reúne las condiciones para cumplir la sagrada misión de
domeñar a los demonios, reprimir la violencia, ayudar a lo débiles y
beneficiar al pueblo. En este mundo, el rey Guesar afrontó infinidad de
situaciones muy comprometidas, de las que salió siempre ileso por sus
propios medios y gracias a la protección de su padre. Finalmente, el
héroe consiguió exterminar a los demonios y espectros que se empeñaban
en matarlo. El rey Guesar empezó a poner fin a la desgraciada situación
del pueblo el mismo día de su nacimiento; a los cinco años se trasladó
con su madre a orillas del río Amarillo; a los doce ganó una carrera de caballos y es entronizado. Ya
convertido en rey, empezó a aprovechar al máximo sus extraordinarios
poderes para lanzar expediciones de castigo contra los monstruos
de toda laya que poblaban este mundo. Sometidos estos, Guesar alcanzó
la bondad perfecta y regresó con su madre y su esposa al reino de los
dioses, con lo que la larga epopeya llega a su fin.
fuente: china radio international
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