El espacio cultural del yaaral y del degal
Abarca las vastas tierras de pastoreo de los peuls del delta interior
del Níger. El yaaral y el degal designan las festividades que marcan la
travesía del río en la época de la trashumancia. Dos veces al año,
manadas de ganado cruzan las tierras áridas del Sahel y los llanos
inundables de la cuenca interior del río Níger. Las fiestas se celebran
siempre un sábado, un día propicio según la creencia popular peul, y su
fecha exacta se determina según el estado de los pastos y el nivel del
río.
Estos festivales dan lugar a expresiones culturales variadas. Se
organizan concursos para premiar a la manada mejor adornada, los
vaqueros recitan poemas pastorales que relatan sus aventuras durante los
largos meses de trashumancia y las mujeres jóvenes se ponen sus mejores
prendas y sus joyas más finas para aclamar a los vaqueros con cantos.
Estos dos acontecimientos, que se remontan al asentamiento de los peuls
en la región hacia el siglo XIV, son la clave del modo de vida de estos
pueblos. La gestión de los pastos, el trazado de las rutas de
trashumancia y la reunión de las manadas en puntos específicos han
mejorado la organización del acontecimiento y han permitido agrupar a
mucha más gente, transformando estas fiestas pastorales en
acontecimientos importantes. Al reunir a representantes de todos los
grupos étnicos y de todas las corporaciones profesionales del delta –
ganaderos peuls, arroceros markas o nonos, cultivadores de mijo bámbaras
y pescadores bozos – el yaaral y el degal continúan renovando los
pactos intercomunitarios y reforzando la cohesión social.

fuente:
Unesco
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Unesco
La refección septenal de la techumbre del Kamablon, casa sagrada de Kangaba
Los malinkés y otras poblaciones de la región del Mandén, situada al
sudoeste del Malí, se reúnen cada siete años en la aldea de Kangaba para
celebrar la instalación de un nuevo techado de paja en el Kamablon, “la
casa de la palabra”. Construido en 1653, este notable edificio de
planta circular alberga objetos y mobiliario de gran valor simbólico
para la comunidad y, además, es sede del consejo de la aldea. La
celebración la organizan conjuntamente los miembros de clan Keita
–descendientes de Sundiata Keita, fundador del Imperio del Malí– y los
griots del patronímico Diabaté, que son los depositarios de la historia
del Kamablon. La refección de la techumbre ofrece la oportunidad de
evocar la historia y la cultura del Mandén a través de las tradiciones
orales, así como de reforzar los vínculos sociales, resolver conflictos y
formular vaticinios sobre los siete años venideros. En los cinco días
que duran las festividades, los jóvenes de veinte a veintiún años de la
comunidad desmontan el techado antiguo y lo sustituyen por otro nuevo
siguiendo las instrucciones y orientaciones de sus mayores que, al mismo
tiempo, transmiten su saber acerca de la casa sagrada y de su
construcción, historia y valor simbólico. Los griots de la vecina aldea
de Kela rinden homenaje a Sundiata narrando la historia oral del Mandén.


fuente:
Unesco
La Carta del Mandén, proclamada en Kurukan Fuga
A principios del siglo XIII, a raíz de una gran victoria militar del
fundador del Imperio Mandinga, este soberano y su areópago de sabios,
reunidos en asamblea en Kurukan Fuga, proclamaron la Carta del Nuevo
Manden, que recibe su nombre del territorio de la cuenca alta del río
Níger situado hoy de uno y otro lado de la frontera entre Guinea y Malí.
Esta carta es una de las constituciones más antiguas del mundo, aunque
sólo existe en forma oral. Consta de un preámbulo y siete capítulos en
los que se proclaman: la paz social en la diversidad, la inviolabilidad
del ser humano, la educación de las personas, la integridad de la
patria, la seguridad alimentaria, la abolición de la esclavitud por
razia y la libertad de expresión y comercio. Pese a la desaparición del
Imperio Mandinga, las palabras de la Carta y una serie de ritos conexos
se siguen transmitiendo de padres a hijos, en forma codificada y oral,
dentro de los clanes de la tribu malinké. Para mantener viva esta
tradición, todos los años tienen lugar ceremonias conmemorativas de la
histórica asamblea en la aldea de Kangaba, adyacente al vasto claro de
bosque de Kurukan Fuga que está emplazado actualmente en el territorio
del Malí, cerca de su frontera con Guinea. La celebración de estas
ceremonias cuenta con el apoyo de las autoridades locales y nacionales
del Malí, y en particular con el de las autoridades consuetudinarias
para quienes la Carta del Mandén no sólo es una fuente de normas
jurídicas, sino también un mensaje de amor, paz y fraternidad que ha
perdurado a través de los siglos.

fuente:
Africanidad
El sanké mon, rito de pesca colectiva en la laguna de Sanké
Es un rito de pesca colectiva celebrado en la ciudad de San, situada en
la región de Segu, en Malí. La celebración de este rito tiene lugar los
segundos jueves del séptimo mes lunar, a fin de conmemorar la fundación
de la ciudad. Las festividades rituales dan comienzo con sacrificios de
gallos y cabras, y con ofrendas de los vecinos a los espíritus que
pueblan la laguna de Sanké. A continuación, tiene lugar una pesca
colectiva que dura quince horas y se efectúa con redes de mallas gruesas
y finas. Después, en la plaza pública, al son de diversos tipos de
tambores y con arreglo a una coreografía especial, bailarines buwa de
San y pueblos de los alrededores, vestidos con atuendos tradicionales y
tocados con sombreros adornados de cauris y plumas, ejecutan una danza
con máscaras. El sanké mon no sólo marca el comienzo de la estación
lluviosa, sino que también plasma la cultura local a través de las
expresiones artísticas, la artesanía y los conocimientos y prácticas
vinculados a la pesca y los recursos hídricos. Asimismo, refuerza los
valores colectivos de cohesión social, solidaridad y paz entre las
comunidades locales. En los últimos años, la popularidad de esta
celebración ritual ha decaído, lo cual pone en peligro su existencia.

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La casa de Polimaimena - WordPress.com
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variedades - blogger
La aparición de máscaras y marionetas de Markala
Es una fiesta ritual celebrada por las comunidades de los bambaras,
bozos, markas y somonos de la comarca de Markala, que va acompañada por
danzas con máscaras, músicas de tamtanes y canciones interpretadas por
bailarines y marionetistas. Las máscaras y marionetas simbolizan el
vínculo sagrado entre el ser humano y la naturaleza, a través de la
representación de determinados animales que encarnan virtudes sociales
específicas. Durante la estación seca, se imparte a los jóvenes neófitos
la instrucción y los conocimientos necesarios para prepararlos al paso a
la edad adulta. Los ritos de iniciación tienen lugar en un bosque
sagrado situado a orillas del río Níger, en el que los hombres adultos
transmiten a los muchachos jóvenes los conocimientos y prácticas
pertinentes. La iniciación finaliza con libaciones y ofrendas a los
espíritus protectores y las fuerzas ocultas para que consientan en hacer
de los muchachos hombres hechos y derechos, dispuestos a llevar la
máscara y a danzar. Después de los ritos de iniciación, la celebración
del fin de las cosechas ofrece una plataforma para que las diferentes
culturas locales se expresen por medio de plegarias, músicas, cantos y
danzas que anuncian la llegada de la temporada de pesca individual y
colectiva.

fuente:
Unesco
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Unesco
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Unesco