Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del cercano oriente. En la antigüedad fue un santuario fenicio dedicado al dios Baal. Sus orígenes se remontan a dos asentamientos cananitas que las excavaciones arqueológicas bajo el templo de Júpiter han permitido datar su antigüedad, siendo de la edad del bronce antigua (2900-2300 a. C.) y media (1900-1600 a. C.). Las prácticas religiosas de estos templos contemplaban seguramente, como
en otras culturas vecinas, la prostitución sacra, los sacrificios
animales (y quizá también humanos) y las ofrendas rituales a las
divinidades. En la época helenística, bajo el dominio de la dinastía ptolemaica, y a partir de 198 a. C. por el Imperio seléucida, la ciudad fue rebautizada con el nombre de Heliópolis (‘ciudad del sol’). Los soberanos ptolemaicos favorecieron probablemente la identificación del dios Baal con el dios del sol egipcio, Ra, y el dios griego Helios, con el fin de cementar una mayor fusión cultural en el interior de sus propios territorios. Tras la conquista romana de la ciudad en el 64 a. C., la divinidad del santuario fue identificada con Júpiter. Las primeras transformaciones se dieron bajo Constantino I (306-337). Se destruyó las estatuas paganas, hace arrasar el suelo del altar-torre para erigir en el gran patio una basílica
cristiana y transformó en iglesia el templo de Venus. Algunos
estudiosos afirman que aún Baalbek continúa siendo un centro de culto
pagano. También fue conquistado los árabes, mongoles y otomanos.
Gran Patio
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Las columnas del templo de Júpiter
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foto: Christian Meichtry
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Templo de Baco
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foto: Stefano F
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