La fabricación de tejidos de corteza
Es una artesanía antigua de los baganda, un pueblo que vive en el reino de Buganda, al sur de Uganda. Tradicionalmente, los artesanos del clan de Ngonge, dirigidos por un kaboggoza, el artesano-jefe hereditario, fabricaban tejido de corteza vegetal para la familia real baganda y el resto de la comunidad. Para su elaboración se necesita recurrir a una de las técnicas más antiguas de la humanidad, una técnica prehistórica anterior a la invención del telar. La corteza interna del árbol mutuba (Ficus natalensis) se cosecha durante la estación de las lluvias. Luego, en un proceso largo y agotador, se bate con diversos tipos de mazos de madera para darle una textura suave y fina y un color ocre uniforme. Los artesanos trabajan en una choza abierta para impedir que la corteza se seque demasiado rápidamente. Los tejidos de corteza vegetal los llevan en forma de toga hombres y mujeres, pero las mujeres lo ciñen con un cinturón. El tejido tiene color ocre para los hombres ordinarios, pero el que utilizan los reyes y los jefes es teñido de blanco o de negro y se lleva en un estilo diferente para resaltar su condición social. El tejido se usa principalmente en las ceremonias de coronación, curación, en funerales y reuniones culturales, pero también sirve para hacer cortinas, mosquiteras, ropa de cama o para almacenar productos. Antes, la producción de tejidos de corteza vegetal estaba muy extendida y había talleres casi en cada aldea del reino de Buganda. Con la introducción de tejidos de algodón por las caravanas de mercaderes árabes en el siglo XIX, la producción disminuyó y más tarde desapareció, limitando el uso de tejidos de corteza vegetal a funciones culturales y sociales. Sin embargo, dentro de la comunidad baganda, el tejido de corteza vegetal todavía se reconoce como un símbolo distintivo de tradiciones sociales y culturales.
Es una artesanía antigua de los baganda, un pueblo que vive en el reino de Buganda, al sur de Uganda. Tradicionalmente, los artesanos del clan de Ngonge, dirigidos por un kaboggoza, el artesano-jefe hereditario, fabricaban tejido de corteza vegetal para la familia real baganda y el resto de la comunidad. Para su elaboración se necesita recurrir a una de las técnicas más antiguas de la humanidad, una técnica prehistórica anterior a la invención del telar. La corteza interna del árbol mutuba (Ficus natalensis) se cosecha durante la estación de las lluvias. Luego, en un proceso largo y agotador, se bate con diversos tipos de mazos de madera para darle una textura suave y fina y un color ocre uniforme. Los artesanos trabajan en una choza abierta para impedir que la corteza se seque demasiado rápidamente. Los tejidos de corteza vegetal los llevan en forma de toga hombres y mujeres, pero las mujeres lo ciñen con un cinturón. El tejido tiene color ocre para los hombres ordinarios, pero el que utilizan los reyes y los jefes es teñido de blanco o de negro y se lleva en un estilo diferente para resaltar su condición social. El tejido se usa principalmente en las ceremonias de coronación, curación, en funerales y reuniones culturales, pero también sirve para hacer cortinas, mosquiteras, ropa de cama o para almacenar productos. Antes, la producción de tejidos de corteza vegetal estaba muy extendida y había talleres casi en cada aldea del reino de Buganda. Con la introducción de tejidos de algodón por las caravanas de mercaderes árabes en el siglo XIX, la producción disminuyó y más tarde desapareció, limitando el uso de tejidos de corteza vegetal a funciones culturales y sociales. Sin embargo, dentro de la comunidad baganda, el tejido de corteza vegetal todavía se reconoce como un símbolo distintivo de tradiciones sociales y culturales.
fuente: www.africafashionguide.com
La tradición oral de Koogere en las comunidades basongora, banyabidi y batooro
Koogere fue una jefa del pueblo basongora hace unos 1.500 años. En un
conjunto de relatos de la tradición oral –que forman parte de la memoria
colectiva de las comunidades basongora, banyabindi y batooro – se hace referencia a su excepcional sabiduría y a la
prosperidad que reinó en el territorio donde ejerció su jefatura.
Compuesta por adagios y relatos que describen la riqueza y la abundancia
como recompensas del esfuerzo en el trabajo e ilustran el encanto y
heroísmo de la mujer, la tradición oral de Koogere es parte integrante
esencial y fuente de inspiración de la filosofía social y las
expresiones culturales populares de esas comunidades. Los custodios y
practicantes de este legado cultural son ancianos y sabios, narradores y
poetas, músicos y artistas, y familias autóctonas que viven en la
vecindad de los sitios vinculados a esa tradición oral. La historia de
Koogere se relata y se canta repetida y espontáneamente en torno al
fuego del hogar, o cuando se realizan actividades colectivas como la
fabricación de objetos artesanales, el pastoreo del ganado y el
recorrido de largos trayectos. Los narradores experimentados de mayor
edad son los que transmiten esta práctica cultural a los más jóvenes.
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