Los antepasados africanos de los cimarrones de Moore Town habían sido
arrancados de su tierra natal por los negreros españoles y enviados al
Nuevo Mundo en los siglos XVI y XVII. Con la palabra “cimarrón” se designa a los esclavos que huyeron de las
plantaciones a principios del siglo XVII y establecieron sus
asentamientos en las Montañas Azules y en los Montes Johncrow. Al
principio del siglo XVIII, esas comunidades controlaban casi toda la
zona occidental de la isla. Con objeto de paralizar la expansión del
sistema de plantaciones que estaba entonces bajo dominio británico, los
cimarrones formaron unidades militares clandestinas muy bien organizadas
y de una considerable eficacia. Tras varias décadas de conflictos, los
británicos acabaron accediendo a la demanda de las comunidades, y en
1739 firmaron un tratado en el que se reconocía oficialmente su
autonomía.
Procedentes del oeste y del centro de África, con lenguas y prácticas
culturales diversas, los cimarrones de Moore Town elaboraron nuevas
ceremonias religiosas colectivas que integraban varias tradiciones
espirituales. Durante las ceremonias coromantee se interpretan bailes, cantos y ritmos
de percusión para invocar los espíritus de los antepasados. En los
rituales se recurre a un lenguaje esotérico de origen africano, llamado
coromantee, y a misteriosas preparaciones médicas. El patrimonio de los
habitantes de Moore Town incluye también un sistema original de tierras
de propiedad colectiva, una estructura política local y la utilización
del abeng, un cuerno de origen jamaicano que sirve de medio de
comunicación a larga distancia.
fuente: www.unesco.org
fuente: headlists.com
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