Los mijikendas son un pueblo integrado por nueve grupos étnicos de habla
bantú que viven en los kayas de los bosques situados a lo largo del
litoral marítimo de Kenya. La identidad de los mijikendas se manifiesta a
través de tradiciones orales y expresiones artísticas vinculadas con
los bosques sagrados, que son también un vivero de plantas medicinales
valiosas. Los códigos de ética y sistemas de gobernanza de los
mijikendas están constituidos por esas tradiciones y prácticas que
comprenden, entre otras, invocaciones religiosas, juramentos, ritos
fúnebres, sortilegios, asignaciones de nombres a los recién nacidos,
ritos de iniciación, actos de reconciliación, matrimonios y ceremonias
de coronación. Los kayas son asentamientos fortificados que forman un
espacio cultural indispensable para la expresión de las tradiciones
vivas que ponen de relieve la identidad, continuidad y cohesión de las
comunidades mijikendas. La explotación de recursos está reglamentada en
los kayas por conocimientos y prácticas ancestrales que han contribuido a
la conservación de la biodiversidad. El Kambi (Consejo de Ancianos)
está encargado de la custodia de los kayas, así como de la salvaguarda
de las expresiones culturales vinculadas a estos asentamientos.
La danza isukuti de las comunidades isukha e idakho
Ejecutada con ritmo rápido, enérgica y apasionada, la danza “isukuti” es
un baile festivo tradicional con acompañamiento de tambores y cantos.
Instrumento esencial de transmisión de valores culturales y de
convivencia armoniosa entre las familias y las comunidades, esta danza
acompaña la mayoría de las etapas y momentos importantes de la vida de
éstas: nacimientos, ritos de iniciación, matrimonios, funerales,
conmemoraciones, inauguraciones, ceremonias religiosas, eventos
deportivos y otros tipos de reuniones y actos públicos. La danza debe su
nombre a los tambores utilizados para ejecutarla, que siempre se tocan
en conjuntos de tres tamaños (grande, mediano y pequeño) y suelen ir
acompañados por un cuerno de antílope y sonajas metálicas. La danza la
conduce un solista que canta coplas temáticas al ritmo marcado por los
tambores y los pasos de los bailarines que forman dos filas separadas:
una para los hombres y otra para las mujeres. La transmisión de esta
danza y la frecuencia de su práctica están disminuyendo
considerablemente. Muchos de sus depositarios son de edad avanzada y no
encuentran sucesores a los que puedan transmitir sus conocimientos. La
carencia de recursos financieros y de materiales para fabricar los
instrumentos musicales y confeccionar los atavíos de los bailarines
representa también un obstáculo para la transmisión. Por último, muchos
compositores optan por trabajar para géneros musicales más comerciales y
una gran parte del público prefiere las diversiones y espectáculos más
modernos.
fuente: Unesco
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