Los conocimientos teóricos y prácticos en materia de relojería mecánica y mecánica artística son a la vez científicos, técnicos y artísticos y no sólo permiten fabricar cronómetros y relojes de pulsera, bolsillo, salón o péndulo para medir el tiempo, sino también autómatas artísticos y androides mecanizados, esculturas y cuadros animados, cajas de música y pájaros cantores automáticos, entre otros muchos objetos más. Todos ellos llevan mecanismos que generan movimientos y sonidos. Esta clase de artesanía se mantiene muy viva gracias a la presencia de artesanos altamente cualificados, así como de empresas dinámicas que valorizan los conocimientos y competencias de la mano de obra y ofrecen una formación profesional completa. Tradicionalmente, este arte tradicional lo practicaban familias enteras que creaban métodos de aprendizaje y establecían entre ellas alianzas personales y profesionales.
Estos relojes evolucionaron en Europa en el siglo XVII de los relojes accionados por resortes, que aparecieron en el siglo XV. Desde el punto de vista técnico, la relojería mecánica debe su capacidad para medir el tiempo a la invención del mecanismo de escape. A partir del funcionamiento de los grandes relojes de fachada, situados en campanarios y fachadas, y mediante los avances progresivos en materia de micromecánica, se fueron reduciendo los tamaños, hasta llegar a los relojes de pulsera.
En su diseño simplificado, un mecanismo de relojería mecánico se compone de tres elementos mínimos: un motor, un rodaje y un órgano regulador. Los dos últimos elementos deben estar unidos por un escape.
Primer reloj mecánico de "La Conciergerie" en París
En el siglo XVI los relojeros suizos comenzaron a destacar en la fabricación de relojes. En esa época, la ciudad de Ginebra se convirtió en un importante centro de producción de relojes, gracias a la llegada de los hugonotes franceses, quienes eran expertos en la fabricación de relojes. En el siglo XVII, la industria relojera suiza comenzó a crecer gracias a la invención del escape de ancla, una pieza que mejoró la precisión de los relojes. Además, la creación de la máquina de tornillo de banco permitió a los relojeros producir piezas más pequeñas y precisas, lo que llevó a la producción en masa de relojes suizos. Durante los siglos XVIII y XIX, la relojería suiza experimentó un gran auge. Los relojeros suizos se enfocaron en mejorar la precisión y la calidad de sus relojes, lo que les valió una gran reputación en todo el mundo. En 1848, se fundó la Confederación Suiza, lo que llevó a la creación de una industria relojera más organizada y regulada. Esto permitió a los relojeros suizos establecer estándares de calidad y autenticidad para sus relojes, lo que aumentó aún más su reputación.
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