Comprende relatos épicos de varios centenares a varios miles de versos, en los que se combinan bendiciones, panegíricos, hechizos, expresiones idiomáticas, cuentos de hadas, mitos y canciones folclóricas. Está considerado como una enciclopedia viva de las tradiciones orales mongolas e inmortaliza la heroica historia del pueblo mongol. Sus intérpretes se distinguen no sólo por su memoria prodigiosa y su talento artístico portentoso en el arte del canto, la improvisación vocal y la composición musical, sino también por sus dotes teatrales. Los cantos épicos se interpretan con el acompañamiento de instrumentos musicales como el morin khuur (violín con cabeza de caballo) y el tovshuur (laúd). Las representaciones tienen lugar con motivo de eventos sociales y públicos de toda clase, por ejemplo actos oficiales, bodas, ceremonias del primer corte de cabello de un niño, juegos naadam (torneos de lucha, certámenes de tiro al arco y carreras de caballos) y ritos de veneración de sitios sagrados. Los intérpretes cultivan su arte tradicional de generación en generación, aprendiendo, aplicando y transmitiendo sus técnicas de padres a hijos, en el círculo familiar. Sin embargo, hoy en día el número de maestros y aprendices en el arte de la narración épica está disminuyendo. Con su desaparición paulatina, todo el sistema de transmisión de conocimientos históricos y culturales se ve gravemente afectado.
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