Lo que conocemos como Ruta de la Seda impulsó el crecimiento de ciudades históricas como Samarcanda, Bujará o Merv. Las tres formaron parte del corredor de Zeravshan-Karakum, paso casi obligatorio en la ruta. Recogía los caminos que llegaban de China, bien desde Kasgar, bien desde la confluencia de rutas en la kazaja Zhetysu, y los enlazaba con territorios persas. Sumado a la influencia del Islam y la llegada de pueblos mongoles y túrquicos, que cambiaron el panorama étnico, la ruta dio forma a lo más granado de Asia Central, porque en paralelo a las mercancías viajaban ideas y culturas. El corredor Zeravshan-Karakum es un tramo clave de las Rutas de la Seda en Asia Central que vincula otros corredores desde todas las direcciones. Situado entre montañas escarpadas, fértiles valles fluviales y desiertos inhabitables, el corredor de 866 kilómetros discurre de este a oeste a lo largo del río Zeravshan y más al suroeste siguiendo los antiguos caminos de caravanas que cruzaban el desierto de Karakum hasta el oasis de Merv. Canalizó gran parte del intercambio este-oeste a lo largo de las Rutas de la Seda desde el siglo II a.C. hasta el siglo XVI de nuestra era. La gente viajó, se asentó, conquistó o fue derrotada en esta zona, convirtiéndolo en un crisol de etnias, culturas, religiones, ciencias y tecnologías.
El asentamiento Kafirkala, Uzbekistán
Ruinas de ciudad Vandazi, Bujará
Minarete de ladrillo de Vobkent.
Mausoleo de Mir Sayid Bakhrom, Uzbekistán
El complejo de Bahouddin Naqshband cerca de Bujará, un ejemplo sobresaliente de arquitectura del siglo XVI.
Caravasar Rabati Malik, construido en el siglo XI como fortaleza real.









No hay comentarios:
Publicar un comentario