El Fars, una provincia del sur del actual Irán, es cuna de la dinastía sasánida, aparecida a inicios del siglo III de nuestra era. Se cree que es la zona originaria del pueblo persa y da nombre a la lengua persa. Los sasánidas reinaron en un territorio que, en su apogeo, abarcaba del oeste de Afganistán hasta Egipto, antes de sucumbir a la conquista árabe bajo el califato de los omeyas, a mediados del siglo VII. Hacia 208, Ardashir I se coronó rey de Balkh, reino vasallo de Partia, con el cual habría de enfrentarse y vencer. Hacia 226, se coronó Rey de Reyes, Šāhānšāh, dando fin a 400 años de Imperio Parto, al dar muerte a su último soberano, Artaban V, e iniciando la Dinastía Sasánida. Ardashir I reconstruyó y fijó su capital en Istakhr. Construyó el Castillo de Ghal'eh Dokhtar y el Palacio de Ardashir, ambos en la provincia de Fars, cerca de la antigua Gōr, actual Firuzabad. Sin embargo, Ardashir I mudó poco después su capital a Ctesifonte. Los reyes sasánidas usarían los palacios en Fars como residencias de verano.
Situados al sureste de la provincia iraní del Fars, estos ocho sitios arqueológicos se encuentran en tres zonas geográficas: Firuzabad, Bishapur y Savestan. Este paisaje arqueológico, que se apoya en una explotación óptima de la topografía natural, atestigua la influencia de las tradiciones culturales aqueménidas y partas y de los intercambios con el arte romano, que tuvieron una importante influencia en la arquitectura y los enfoques artísticos del periodo islámico.
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