Finamente tejidas a mano, las esteras de Samoa denominadas ‘ie tienen dos franjas coloridas confeccionadas mediante la sujeción de otras tantas hileras de plumas verdes y rojas, y en uno de sus bordes penden en largos flecos los extremos de las fibras con las que se han fabricado. Realizadas artesanalmente con fibras delgadas de pandanus, estas esteras poseen una textura final comparable a la de un tejido de seda. El lustroso color cobrizo que adquieren con el paso del tiempo las valoriza, ya que constituye un índice de su antigüedad y de la perfección alcanzada por el proceso de su decoloración natural. El arte de tejerlas exige una gran destreza porque las fibras utilizadas tienen un grosor de tan solo un milímetro, de ahí que la fabricación de un solo ejemplar pueda exigir meses de trabajo o incluso años. Las esteras se exponen e intercambian en celebraciones festivas o en reuniones familiares y sociales de importancia, como bodas y honras fúnebres, y los intercambios efectuados en esas ocasiones contribuyen en gran medida a preservar la convivencia y la estructura social.
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