Situada en la parte occidental de Letonia, la ciudad de Kuldīga es un ejemplo excepcional de asentamiento urbano tradicional, que pasó de ser una pequeña aldea medieval a un importante centro administrativo del Ducado de Curlandia y Semigalia entre los siglos XVI y XVIII. La estructura urbana de Kuldīga ha conservado, en gran medida, el trazado de calles de dicho periodo, e incluye arquitectura tradicional de troncos, así como estilos de influencia extranjera que ilustran el rico intercambio entre artesanos locales y viajeros procedentes de todo el Mar Báltico. Las influencias arquitectónicas y las tradiciones artesanales introducidas durante la época del Ducado perduraron hasta bien entrado el siglo XIX. Kuldīga es fundó en el año 1242 y en 1368 ya pertenecía a la Liga Hanseática. En el siglo XVII era una de las capitales del Ducado de Curlandia, teóricamente perteneciente a la República de las Dos Naciones, pero prácticamente independiente. La ciudad nació a partir del castillo, a cuyo alrededor está el barrio medieval de Kalnamiests. El castillo fue saqueado repetidamente por suecos y rusos a comienzos del siglo XVIII, que no se recuperó y fue finalmente demolido a comienzos del siglo siguiente. Hoy es un parque municipal formando una loma a orillas del río Venta.
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El edificio del ayuntamiento (Ratslaukums), del estilo renacentista italiano, data del año 1860.
Farmacia del Duque Jacobo
La iglesia de Sta. Caterina (s.XIII) sufrió varios destrozos y la actual data del s. XVII.