Los semeiskie, o “Viejos creyentes”, forman una comunidad confesional 
cuyos orígenes se remontan al cisma de la Iglesia ortodoxa rusa, en el 
siglo XVII. Su historia ha estado marcada por la represión y el exilio. 
Bajo el reinado de Catalina II, los creyentes del “antiguo sistema” de 
diversas regiones de Rusia fueron desterrados a Siberia, y más 
particularmente a Transbaikalia, donde siguen viviendo actualmente. En 
esa región remota han preservado elementos de su cultura de origen, lo 
que les ha dado una identidad de grupo.
El espacio cultural de los semeiskie, al este del lago Baikal, es un 
vestigio de expresiones culturales de la Rusia anterior al siglo XVII. 
La comunidad, de unas 200 000 personas, habla un dialecto ruso 
impregnado de elementos de bielorruso, de ucraniano y de buriata. Los 
semeiskie siguen practicando antiguos ritos ortodoxos, perpetúan 
actividades cotidianas basadas en el culto a la familia (la palabra 
semeiskie significa “los que viven en familia”) y aplican principios 
morales estrictos. También se distinguen por sus trajes tradicionales, 
artesanía, casas, pintura, artes decorativas, alimentación y música. Sus
 coros polifónicos, que se forman con motivo de las fiestas familiares y
 populares, son también dignos de mención. Esos cantos, llamados “cantos
 lánguidos”, tienen su origen en la liturgia religiosa de la Edad Media.
Marginadas hasta el fin del periodo soviético, las comunidades han 
tenido que adaptarse a las mutaciones socioeconómicas posteriores, en 
especial a la presión de las nuevas tecnologías que tienden a 
uniformizar varios elementos de esta cultura.
fuente: Unesco
fuente: Unesco
La epopeya heroica yakuta Olonjo
El término “Olonjo” designa a la vez la tradición épica de Yakutia, una 
de las artes épicas más antiguas de los pueblos turcicos y la epopeya 
central de esta tradición. Hoy día, todavía se representa de vez en 
cuando en la República de Saja (Yakutia), situada en el extremo oriental
 de la Federación de Rusia.
Estos cuentos poéticos, que pueden variar de 10.000 a 15.000 versos, son
 interpretados por un cantante-narrador en dos partes: una cantada en 
verso que se alterna con otra en prosa compuesta por recitativos. Además
 de poseer dotes de actor y de cantante, el narrador debe ser un maestro
 de elocuencia y de improvisación poética. La epopeya relata numerosas 
leyendas sobre antiguos guerreros, divinidades, espíritus y animales, 
pero también trata de acontecimientos contemporáneos, como la 
desintegración de la sociedad nómada.
Dado que cada comunidad tenía su propio narrador con un amplio 
repertorio, circulaban numerosas versiones del Olonjo. La tradición 
surgió dentro del contexto familiar como una forma de entretenimiento y 
un medio de educación. Esta epopeya, reflejo las creencias de Yakutia, 
también es un reflejo del modo de vida de una nación pequeña que lucha 
por su supervivencia en tiempos de inestabilidad política y en diversas 
condiciones climáticas y geográficas.
Los cambios políticos y tecnológicos acaecidos en Rusia en el siglo XX 
amenazaron la existencia de esta tradición épica en la República de 
Saja. Pese al interés cada vez mayor que suscita el Olonjo desde los 
años de perestroika, esta tradición está amenazada debido al escaso 
número de los que la detentan, todos de edad avanzada.
fuente: 유네스코와 유산 - 유네스코한국위원회



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