Es un elemento del patrimonio cultural vivo que, además de la interpretación de bailes y cantos, engloba la ejecución de rituales sacros que revisten una gran importancia para los miembros de la comunidad veekuhane. Este elemento se practica con motivo de la celebración de ceremonias que marcan hitos importantes en la vida comunitaria. Las bailarinas se colocan formando un arco de herradura y los bailarines se sitúan frente a ellas, entre los extremos de dicho arco. El bailarín principal, que utiliza un espantamoscas para dirigir el baile, escoge a una de las mujeres, al mismo tiempo que los demás ejecutantes imitan el canto de un palomo macho. La bailarina escogida hace una exhibición de su talento reproduciendo con su vestido de faldas superpuestas (“mushishi”) la rueda de un pavo real. Aunque esta danza popular constituye un símbolo esencial de la identidad y autoestima de la comunidad veekuhane, el número de depositarios y practicantes activos del elemento ha disminuido, mermando su notoriedad y las posibilidades de transmitirlo a las generaciones más jóvenes. Hoy en día, hay solamente 194 practicantes activos y 12 maestros en la ejecución de este arte, y todos ellos tienen más de 70 años de edad.
fuente: UNESCO: el 14COM inscribe 4 elementos en la Lista del patrimonio cultural que requiere medidas urgentes de salvaguardia (museodata.com)
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