Es una fiesta que conmemora el bautismo de Cristo por San Juan Bautista en el río Jordán. Las celebraciones comienzan la víspera de la gran fiesta, el 18 de enero, que recibe el nombre de día de Ketera, esto es, de “contención de la corriente del agua” con la que se va a bendecir a los fieles al día siguiente. Al atardecer de este día de Ketera, los fieles acompañan con gran pompa ceremonial a los sacerdotes portadores de los “tabots” –réplicas del Arca de la Alianza de sus respectivas parroquias– para depositarlos junto al “timket-bahir”, es decir, el estanque, embalse artificial o curso fluvial más cercano. Los participantes pasan la noche en vela rezando y cantando durante las diferentes ceremonias religiosas y liturgias eucarísticas celebradas junto a los “tabots”. El 19 enero se celebra el día de Timket, o festividad de la Epifanía propiamente dicha, con la participación de centenares de miles de personas. Las celebraciones comienzan al amanecer con la bendición de las aguas con las que se rocía a todos los fieles presentes, y luego se ejecutan otras ceremonias. Hacia las diez de la mañana, los “tabots” regresan a sus respectivas iglesias acompañados por procesiones muy vistosas, en las que se entonan diversos cantos tradicionales y religiosos. La práctica continua de la fiesta religiosa y cultural de la Epifanía garantiza de por sí su viabilidad. Los miembros del clero ortodoxo desempeñan una función esencial en su preservación: cantan los himnos y plegarias propios de los rituales celebrados, llevan en procesión el Arca de la Alianza y predican los textos religiosos pertinentes.
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