Desde el siglo XVII, el primer fin de semana de julio de cada año, acuden miles de peregrinos a la fiesta del pueblo de Budslaŭ, situado en la región de Minsk, para participar en las celebraciones en honor del icono de la Virgen patrona de los bielorrusos, conservado en esta localidad. Algunos penitentes recorren todo su itinerario a pie. Según la leyenda, Budslaŭ fue el lugar donde la Virgen María se apareció a un grupo de creyentes en julio de 1588, y desde entonces su icono alcanzó gran celebridad por el sinfín de milagros que se le atribuyen. Las festividades religiosas comprenden: la acogida de los peregrinos por parte de sacerdotes, la celebración de misas, la procesión nocturna del icono a la luz de cirios, una vigilia de oraciones para los jóvenes y oficios de plegarias a la Madre de Dios. Orgullosos de su reliquia, los habitantes de Budslaŭ son los que preservan y transmiten los conocimientos y prácticas tradicionales inherentes a las celebraciones. Además, acogen cálidamente a los peregrinos en sus hogares y les invitan a compartir su mesa, haciendo así que éstos conozcan a fondo las costumbres típicas de la localidad en materia de culto religioso, artesanía y gastronomía.
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