Las danzas se interpretan exclusivamente en grupo. Los bailarines se colocan por lo común formando una fila, cadena o círculo y ejecutan pasos de danza, ejercicios físicos, pantomimas y juegos, imitando a pájaros y otros animales. La práctica de este elemento del patrimonio cultural es espontánea o tiene lugar con arreglo a un calendario de diversas festividades y celebraciones. Algunas variantes de estas danzas comprenden canciones y son bailadas por hombres y mujeres a la vez, mientras que otras son ejecutadas solamente por hombres que reproducen juegos pastoriles, mimando embestidas y encontronazos de animales. Hasta mediados del siglo XX la práctica de estos bailes era cosa corriente, pero luego diversos factores influyeron negativamente en la viabilidad de esta expresión artística: la pérdida paulatina de función social de determinadas variantes; la preferencia otorgada a su representación como espectáculo; la migración de la población trabajadora y la crisis económica de finales de los años ochenta y principios de los noventa; la extrema simplicación de la complejidad del elemento, con la consiguiente pérdida de su rica diversidad; y la sustitución de su transmisión informal por la formal.
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