Todos los años se celebran en diversas regiones del Japón –Tohoku, Hokuriku, Kyushu y Okinawa, principalmente– fiestas rituales en homenaje a las deidades del mundo exterior denominadas “Raiho-shin”. Las celebraciones tienen lugar los días en que comienzan el Año Nuevo o las diferentes estaciones, y su origen radica en la creencia popular de que dichas divinidades visitan a las comunidades en esas efemérides para traer felicidad y buena suerte. Durante las celebraciones, habitantes de las localidades se disfrazan de “Raiho-shin”, recorriendo con indumentarias extravagantes y máscaras espantosas las casas del vecindario para amonestar a los holgazanes y exhortar a los niños a portarse bien. Los cabezas de familia de los hogares visitados ofrecen a los comparsas de la mascarada una comida en su honor. En algunas comunidades estos rituales festivos son objeto de celebraciones callejeras, y en determinadas regiones son mujeres las que desempeñan el papel de “Raiho-shin”, mientras que en otras son hombres de cierta edad. Como estas celebraciones se han desarrollado en regiones de contextos históricos y sociales diferentes, sus modalidades difieren en función de las distintas características locales.
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