Todos los domingos y muchos días festivos, las llamadas de tambores del 
candombe resuenan en el barrio Sur de Montevideo y en otros dos barrios 
meridionales de la capital uruguaya, Palermo y Cordón, que albergan una 
población de origen africano. Antes de que dé comienzo el desfile del 
candombe, los participantes se reúnen en torno a fogatas para templar 
sus tambores y confraternizar. Una vez en marcha, el cortejo es 
encabezado por los comparsas más prestigiosos, miembros de familias 
reputadas en la comunidad por su virtuosismo en el arte de tocar el 
tambor desde muchas generaciones atrás. Tras de ellos marchan, en filas,
 los demás tamborileros, mientras que otros participantes, aficionados 
al baile o espectadores, acompañan el desfile o lo contemplan desde los 
balcones. Cada uno de los tres barrios repica de forma distinta el 
“piano” –el tambor de mayor tamaño y sonido más grave– de modo que el 
sistema característico de llamadas y respuestas entre los tambores del 
candombe constituye, a la vez, un vínculo de unión entre los barrios y 
un signo distintivo de su identidad propia. Transmitido en el seno de 
las familias de ascendencia africana, el candombe no sólo es la 
expresión de una resistencia, sino también una festividad musical 
uruguaya y una práctica social colectiva profundamente arraigada en la 
vida diaria de esos barrios. 
fuente: Uruguay
fuente: laprensa.com.uy
fuente:CRESPIAL



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